28.2.11

AMANDANTES


“Andariegos en esa íntima luz que se confunde con la del cielo enardecido. 
Ambos fuimos el ritmo de un diálogo inaudible, oculto a nadie que no sea los dos”.   
Walter Adet

“ser positivo es ser sabio”
HORÓSCOPO BAZOOKA
           
*
en la sombra
besame .

besame
en la sombra.

no dejes sombra sin besar.

*
hermanita,
ya estamos en el pozo,
el más de todos nos compaña.

insecto incestuoso lenguadentro,
el cuore sabe anidar
en la mañana de tu dulce.

creyéndome el mejor de la manada
morí perro en lavenida,
roto me dejaron,
sapo me dejaron
y sigo en pie te sigo
ahora que bailás
al tope de la testa de los dioses.
iluminada tu alma al palo,
mucho por venir en esta vía,
llegadora planta,
salvos, solariegos, amandantes.  

            *
a 300.000 km p/s
habría que tomar el desastre con la boca,
luego, masticado,
encender un día pedregozo.

alterá el cuarzo hasta una esponja.

las plantas desconocen
las rodillas.

*
(basado en un amanecer reciente en tilcareta)

otro fiero día en la del manyín,
excedido en hígado
¿a ver qué tal está?
y darle vacaciones al asco.

cara de feliz nomeimportañaca,
intempérico,
rotundo,
cada vez cadáver, carne,
¿a ver qué tal está?
parece que aun respira,
si tiembla es por la demolición.

maloliente,
¿voy a ir al cielo?
no con esta cara.
y de un tiro sacársela,
volarse el alma contra una pared
bañada en meo.

los pies que sin tocar el suelo
se hunden en los cuerpos
y los bañan por dentro.

afuera sabe llover quedo,
sabe enseñarnos el humo
a mirar en las miradas
y será la última vez de muchas.

el culiado dios no puede nada contra los antojos.

*
al final de los domingos
vienen días longilíneos,
duros, blancos,
laten dentro de las fosas,
y sin dejar ni un punto
voy precioso y mucho en lo continuo,
sin escalas,
el soma en sí es un jardín abierto,
y en la cama paragüita
un ir sinuoso hacia la ella
en incisivo lobo.


21.2.11

PERSECUTA



Estoy en una ruta en medio de unos bosques. Acaba de caer una lluvia abundante. Estoy a pie porque se me averió el auto. Al menos no imagino otra explicación. Sin embargo no entiendo la imprudencia de vagar por un sitio a todas luces deshabitado. Hubiese convenido aguardar en el coche. Sé que han pasado horas, por lo menos un par. Aunque no siento sed ni hambre y extrañamente mis pies no acusan el cansancio de la caminata. Sé que no puedo volver, con todo. Es como si acabara de despertar y estuviera caminando en esta dirección. Por lo tanto ignoro si estoy regresando o acabo de salir. Unos kilómetros al sur se observan cerros muy verdes, cubiertos por una niebla tropical, acaso una tormenta. Busco algún escondite con la mirada, por si fuera a suceder. No vislumbro chances de éxito y no me detengo. El asfalto está caliente y despide vapor. Si bien no me duele nada, a veces se me cruza por la mente la idea de haber tenido un accidente. Con lo cual esta caminata significa que voy en busca de ayuda. La sola sospecha me llena de un sentimiento de urgencia. Aunque si yo no estoy herido, por qué habría de entregarme a  semejante estado. A lo mejor no estaba solo en el auto. No logro recordarlo. De nada serviría, estoy demasiado lejos de cualquier lugar. Si me interno en la espesura me perdería, aunque no debería descartar la existencia de quintas o casas de campo o pueblos aislados, ocultos detrás de los árboles, tal vez a unos pocos cientos de metros de la zona. Me embarga la sensación de estar perdiendo el tiempo, si es cierto que estoy buscando ayuda con urgencia. Igualmente hay muchos sonidos, pájaros sobre todo, caranchos y gorriones, algunos loros, algo parecido a una chicharra, el crujido de las ramas verdes acabadas de mojar, el eco de los truenos en los cerros, unos ruidos semejantes a un arroyo poco caudaloso, una acequia, quién sabe. Decido internarme en el terreno en busca de rastros humanos, la acequia por empezar. Podrían conducirme a vacas, plantaciones, perros y finalmente personas con movilidad, dispuestas a ayudarme, si es que necesito ayuda o ayudar a alguien más, tema que deberé resolver más tarde, no en este momento. Ahora mis pasos se duplican bajo los árboles. Doy un paso, algo hace el mismo ruido a mis espaldas, a cinco metros frente de mí algo ha hecho desprenderse la corteza de un eucaliptus añoso, tres pasos a mi derecha algo mueve una rama de churqui y ésta me da un chicotazo en la cara que me la deja toda rayada y caliente, a mi izquierda algo desaparece a toda prisa. Alrededor acecha algo, una sola cosa, todo el tiempo, sin llegar a hacerse presente por completo. Pasan un par de horas, la tormenta no ha sucedido, está por anochecer. Debo regresar. Equivoco el camino un par de veces. En realidad no puedo saberlo pero lo sé: estoy perdido. No debo detenerme. Los ruidos han ido creciendo, las ramas han encerrado el aire, parecen chozas. De vez en cuando aparece una estrella. Enseguida la cubre una nube negra. Llovizna. Corre viento, cada vez más fuerte. Tapa al resto de los ruidos. Muy por debajo pareciera haber música. Se larga la tormenta. Es un agua helada. El techo de las chozas no alcanza para espantar la lluvia. Comienzo a correr. Miro hacia atrás casi todo el tiempo. La música comienza a ganar claridad. Parecen violines, acordeones, alguna percusión, aplausos. Me cuesta respirar. La ropa pesa toneladas. Apoyo mi espalda contra un tronco. Recobro el aliento. Espero. El asedio continúa, en cada sitio. Estoy solo, ahora lo entiendo. Estoy huyendo de la música, también lo acabo de entender. Pero lo hago en la dirección equivocada. Cualquiera es la dirección equivocada, eso también he descubierto. Retomo la carrera a toda velocidad. Atrás se oye la música con total estruendo, adentro casi de mis oídos. Adelante se ve un claro, una zona despejada. Corro con más fuerza. Cuando llego veo que se trata de un pastizal mediocre. De mi nariz, de mi boca, de mi espalda sale vapor. Dos caballos con las crines en llamas lo atraviesan. Hay un auto estacionado, a oscuras, con la música a todo volumen.

9.2.11

AMPARO


*

elijo vida

boca vos

mi boca

lumbre

honda ola

país

bajo

tu piel

***
contramano


al sol

que al fin

el este

boca en vos

me sacás

la cara

tarda

en arrancar

arranca

la tarde

naranja

verde

un poco

azul

ahora

he venido

nido

en las entrañas

a

fiebrarte.


Aquí hay lugar para otra boca. Me trajo el oscuro amparo de tu axila. Los vivos tomarán bajo su huella nuestro andar. Andemos. Tu boca nada en aire abierto. Mi boca solo habla tu lengua. Mojado, lúcido, estoy hecho de hambre, de recién llegado. Abrí los ojos al filo. Mi color salivará tu sangre, dará espejo a la cresta del monte. En el porfiado venir vendrá la tierra hecha carne a perder, apresuremos el país, la caravana resta bajo las estrellas, sin mar a la vista, apresuremos el país.

5.2.11

MOVIMIENTO

perdí amigos en facebook (pero qué más da), un pen drive lleno de poemas en un balcón (si lo encuentran me lo devuelven, por favor), un calzoncillo en una terminal (no pregunten cómo), un encendedor en un río (me quedaba la tuca final). la última inundación me arrastró por un canal lleno de mierda por más de 250 metros, mi celular quedó arruinado. conocí a la mujer de mis sueños y se fue, no se la llevó el agua, se fue antes, mucho antes. perdí plata pero la plata no cuenta y al final de una tarde nefasta me encontré un vino italiano tirado a un costado de la vía, Lambrusco dell´Emilia, eso dice la etiqueta. quiero decir que me importa tres carajos la literatura, solo cuenta esa música tierna y opa, cursi, otaria y como de cigarras, que no se sabe estar metida en los oídos y se sale por la garganta cuando pedaleamos. y pedaleo contra todo pronóstico: que si se pincha la rueda, que si me choca un bondi, que si me duermo en la ruta, que si esta noche caerá el diluvio final, lapocalipsis, que si los perros y los travas y las ratas y las sombras y los chorros y las bocas de tormenta siempre abiertas. pedalear, pedalear aunque la cuesta venga con fiebre. no me importa el viento si la noche está hecha para mí, a medida de mis pulmones, no pienso quedarme quieto, una vez entrado en ritmo no puedo parar, no puedo parar, no pienso parar, y se me rompe el pecho y no quiero dejar de pedalear, tengo pensado cruzar el atlántico y servirme a mi antojo de todo lo bueno y de todo lo malo, soy tan largo como una vida. este impulso volador despedazará mi carne, es cierto. no lo temo. temo la quietud, el día de nunca acabar y ¿a quién le disgusta acabar? no sé dónde andas, si te conozco, si alguna vez dormiste bajo mi cielo, sé que movés mis pies, que mi aliento no se pierde en el vacío.