perdí amigos en facebook (pero qué más da), un pen drive lleno de poemas en un balcón (si lo encuentran me lo devuelven, por favor), un calzoncillo en una terminal (no pregunten cómo), un encendedor en un río (me quedaba la tuca final). la última inundación me arrastró por un canal lleno de mierda por más de 250 metros, mi celular quedó arruinado. conocí a la mujer de mis sueños y se fue, no se la llevó el agua, se fue antes, mucho antes. perdí plata pero la plata no cuenta y al final de una tarde nefasta me encontré un vino italiano tirado a un costado de la vía, Lambrusco dell´Emilia, eso dice la etiqueta. quiero decir que me importa tres carajos la literatura, solo cuenta esa música tierna y opa, cursi, otaria y como de cigarras, que no se sabe estar metida en los oídos y se sale por la garganta cuando pedaleamos. y pedaleo contra todo pronóstico: que si se pincha la rueda, que si me choca un bondi, que si me duermo en la ruta, que si esta noche caerá el diluvio final, lapocalipsis, que si los perros y los travas y las ratas y las sombras y los chorros y las bocas de tormenta siempre abiertas. pedalear, pedalear aunque la cuesta venga con fiebre. no me importa el viento si la noche está hecha para mí, a medida de mis pulmones, no pienso quedarme quieto, una vez entrado en ritmo no puedo parar, no puedo parar, no pienso parar, y se me rompe el pecho y no quiero dejar de pedalear, tengo pensado cruzar el atlántico y servirme a mi antojo de todo lo bueno y de todo lo malo, soy tan largo como una vida. este impulso volador despedazará mi carne, es cierto. no lo temo. temo la quietud, el día de nunca acabar y ¿a quién le disgusta acabar? no sé dónde andas, si te conozco, si alguna vez dormiste bajo mi cielo, sé que movés mis pies, que mi aliento no se pierde en el vacío.
1 comentario:
supongo que estamos todos bajo el mismo cielo, no? sino ahi sí que estamos todos en el horno
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